Tratamiento de adicciones en Colombia Delia Cristina Hernández
Introducción: Frente a la polémica sobre la penalización de la dosis personal y la pretensión
inicial de forzar a los consumidores a tratarse, es importante precisar los contextos legal,
epidemiológico, social y clínico de la problemática y los tratamientos disponibles en el país.
Objetivo: Revisar los aspectos epidemiológicos, sociales y de comorbilidad de los trastornos
adictivos y relacionarlos con las características de los centros de tratamiento existentes en
el país. Método: Búsqueda en bases de datos Pubmed, EBSCO, Host y OVID SP, utilizando
como palabras clave: adicción, tratamiento, comorbilidad y sustancias psicoactivas (SPA). Se
priorizaron los trabajos publicados en la última década con estricta metodología científica.
Se incluyeron publicaciones anteriores por tratarse de los primeros estudios epidemiológicos
nacionales sobre consumo de SPA. Resultado: El consumo de SPA continúa en aumento.
Está frecuentemente asociado con enfermedad mental (trastorno de personalidad, trastorno
bipolar I y II, trastornos de ansiedad y psicosis), por lo que se requiere manejo profesional
especializado. Conclusión: El consumo de SPA (un problema de salud pública), necesita un
tratamiento integrado que considere las individualidades del sujeto y su comorbilidad. Los
centros de tratamiento disponibles en el país son insuficientes para satisfacer la demanda.
Un gran número de ellos carecen de los elementos mínimos para garantizar una atención
adecuada, así como la identificación de patología dual.
Palabras clave: trastornos relacionados con sustancias, centros de tratamiento de abuso
de sustancias, trastornos mentales.
Title: Treatment of Addiction in Colombia
Abstract
Introduction: In the face of recent debates linked to the penalization of the personal dose
and the intention of implementing a mandatory rehabilitation treatment for consumers it
is important to analyze all legal, epidemiological, social and clinical contexts of the problem
and the treatment options available in the country. Objective: To review the epidemiological,
social and comorbidity aspect of the addictive conducts and establish a relationship with
the characteristics of the treatment centers existing in the country. Method: A research
using Pubmed, EBSCO, Host and OVID SP databases, using keywords such as addiction,
treatment, comorbidity, psychoactive substances (PAS). The works, published in the last
decade were prioritized using strict scientific methodology. Prior publications were included
1 Médica psiquiatra. MS en conductas adictivas. Docente Investigadora de la Facultad
de Medicina de la Universidad Libre. Directora General Fundar Colombia (Centro de
prevención y rehabilitación de adicciones). Cali, Colombia.
Hernández D.
154 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010
since they were the first national epidemiological
studies on PAS. Results: The PAS
consumption continues to expand in the
country and is strongly associated to mental
illness (personality disorders, bipolar I and
II disorder, anxiety disorders and psychosis).
These can be identified and treated by
specialized professionals. Conclusion: The
PAS consumption (a public health issue)
requires an integrated treatment that takes
into consideration the particularities of each
subject and its co morbidity. The available
treatment centers are insufficient to satisfy
the demand. A vast number of them do not
have the minimum elements to guarantee an
adequate treatment and to identify the dual
pathology involved.
Key words: Substance-related disorders,
substance abuse treatment centers, mental
disorders.
Introducción
Frente a la polémica desatada en el
2009 con respecto a la penalización
de la dosis personal, la pretensión
inicial de forzar a los consumidores
a que sigan un tratamiento de
rehabilitación, el Decreto 4975 del
23-11-20092, el Decreto 131 del
21-1-20103 y el Decreto 1354 de la
misma fecha, es importante precisar
el marco en el que se desarrollan las
problemáticas vinculadas al consumo
de SPA5 y los recursos con los
que contamos en el país.
Epidemiología
De acuerdo con el informe mundial
sobre drogas realizado por la ONUDD
2008 en población entre 15 a
64 años (1) cada año mueren en
el mundo 5 millones de personas
a causa del tabaco, y 2,5 millones,
a causa del alcohol, así como
200.000, por efecto de las drogas
ilícitas. Son el tabaco y el alcohol las
que tienen mayores repercusiones
en la salud pública. Entre 172 y 250
millones de personas refieren haber
consumido drogas ilícitas por lo menos
una vez el año anterior.
Se reportan como consumidores
problemáticos de 18 a 38 millones
de personas entre los 15 y los 64
años. Entre 143 y 190 millones
refieren haber consumido cannabis
al menos una vez en 2007; a ello le
siguen los estimulantes anfetamínicos
(metanfetamina y metilenedioximetanfetamina)
y la cocaína, la cual
reportan haberla consumido de 16
a 21 millones de personas al menos
una vez el año anterior. De 15 a 21
2 Decreto 4975 de 2009: por el cual se declara el estado de emergencia social en todo
el territorio nacional.
3 Decreto 131 de 2010: por medio del cual se crea el Sistema Técnico Científico en Salud,
se regula la autonomía profesional y se definen aspectos del aseguramiento del
POS.
4 Decreto 135 de febrero 2010: por el cual se distribuyen recursos del FRISCO para el
fortalecimiento de la política Nacional para la reducción del consumo de sustancias
psicoactivas y su impacto.
5 SPA: sustancias psicoactivas.
Tratamiento de adicciones en Colombia
Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010 155 S
millones consumieron opiáceos y
de 11 a 21 millones de personas
usaron drogas inyectables; de estos
últimos, entre 800.000 y 6,6 millones
están infectados de VIH.
Según el estudio Nacional de Salud
Mental en Colombia 2003 (2),
los trastornos asociados al uso de
sustancias psicoactivas, incluyendo
el alcohol, ocupan el tercer lugar de
asiduidad (10,6%) después de los
trastornos de ansiedad (19,3%) y del
estado de ánimo (15%); 1 de cada 15
colombianos abusa del alcohol, 1 de
cada 200 depende de él y 1 de cada
100 abusa de otras sustancias.
El último estudio nacional de consumo
de drogas 2008 (3) muestra
que un 12,2% de la población
total (35% de los consumidores
de alcohol) presenta un consumo
problemático de alcohol (mediante
test AUDIT)6 lo que equivale a 2,4
millones de personas; de estas un
1,57% (311.304 personas) presentan
comportamientos indicativos de
dependencia, y entre ellas, a su vez,
el mayor porcentaje se encuentra en
el grupo de edad entre los 18 y 24
años, seguido por el grupo entre los
25 y 34 años. De cada 4 personas
con consumo problemático 3 son
hombres y 1 es mujer; el consumo
afecta especialmente a jóvenes y
adultos en edad productiva.
Con respecto al uso de drogas ilícitas
e inhalantes, el 9,1% de la
población global ha usado alguna de
estas al menos una vez en su vida; el
grupo de edad con mayor prevalencia
del último año de uso de drogas
ilícitas es el de 18 a 24 años, con
cerca del 6%, seguido por el grupo
de 15 a 34 años, con un 3,8%, y el
de 12 a 17 años, con un 3,4%.
En términos geográficos Medellín
y el área metropolitana, con un
6,3%, y Cali y Yumbo, con un 4,9%,
registran las mayores tasas de consumo.
La edad promedio de inicio
en el consumo es de 18 años para
hombres y mujeres; el 50% inicia
el consumo a los 17 años o antes.
El 1,5% de la población colombiana
(300.000 personas) podrían ser consideradas
en abuso o dependencia
(1 de cada 2 consumidores).
La marihuana continúa siendo la
sustancia ilícita de mayor preferencia
en el país en los diferentes
estudios, con una prevalencia de
vida cercana al 5% en 1992 (4), y
del 9% en 1996 (5), en la encuesta
nacional de 2002 (6); del 7,6% en la
encuesta realizada en 2004 (7); y del
6 AUDIT: el Cuestionario de Identificación de los Trastornos debidos al Consumo de
Alcohol AUDIT (Development of the Alcohol Use Disorders Identification Test) fue
específicamente diseñado para la detección temprana de personas con consumo
problemático o perjudicial de alcohol, y desarrollado por la Organización Mundial de
la Salud (OMS).
Hernández D.
156 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010
8%, en 2008. Más del 56% de estas
personas (al menos 254.000 en el
país) muestra signos de abuso o
dependencia de dichas sustancias.
El mayor índice de consumo de cocaína
se observa en el grupo de edad
entre los 25 y los 34 años, seguido
por el grupo de 18 a 24 años; las
prevalencias de vida no superan
el 5% en los diferentes estudios, y
se registra un 2,5% en el último de
ellos (2008). De estas personas, un
60% clasifica en los grupos de abuso
o dependencia (cerca de 85.000
personas); el porcentaje de mujeres
con signos de abuso o dependencia
es más alto que en los hombres.
El uso de bazuco asociado a patrones
de consumo muy compulsivo es
más habitual en los estratos 1 a 3;
el 83% de los consumidores (26.000
personas) clasifican para abuso y
dependencia, y éste es el principal
motivo de ingreso a tratamiento,
pese a tener bajos registros en prevalencia
de vida en los estudios:
1,5% en 1996, 1,2% en 2001, 1,4%
en 2004 y 1,1% en 2008.
El uso de éxtasis, de inhalables, de
tranquilizantes sin prescripción,
de anestésicos, de vasodilatadores
y de alucinógenos se suma a los
viejos conocidos, y produce cuadros
cada vez más complejos. De igual
manera, el uso de heroína continúa
incrementándose, tanto esnifada
como inyectada (con el riesgo asociado
de VIH y hepatitis B o C). El
policonsumo es más la regla que la
excepción en los consumidores.
Comorbilidad
La comorbilidad del consumo de
SPA y otros desórdenes del eje I y
II son altos, asociados a problemas
de mayor severidad. Del 13% al
45% de las personas que abusan
de sustancias psicoactivas tienen
una enfermedad mental. Del 15% al
50% de pacientes con esquizofrenia
abusará de la cocaína alguna vez
en la vida, del 53% al 100% de las
personas con abuso de SPA tiene un
trastorno de personalidad (8).
Los adolescentes consumidores presentan
muy a menudo trastornos
depresivos (9,10). La marihuana
puede inducir psicosis de características
esquizofreniformes; especialmente,
en individuos jóvenes
con consumos fuertes de la sustancia;
aunque se requieren mayores
estudios y no se pueden descartar
del todo sesgos en algunas muestras,
los hallazgos no deben ser
subestimados, según Arend et al.
(11), Arsenault et al. (12), Henquet
et al. (13), Zammit et al. (14) y Ferguson
et al. (15), entre otros. Existe
evidencia de que la marihuana da
lugar a cuadros afectivos y ansiosos,
aunque menos fuerte que para
la psicosis, según Brook et al. (16),
Patton et al. (17), Moore et al. (18),
Witkin et al. (19).
Tratamiento de adicciones en Colombia
Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010 157 S
Los pacientes bipolares son más
propensos a desarrollar dependencia
del alcohol y consumo de
SPA que la población general. De
acuerdo con diferentes estudios con
muestras poblacionales grandes,
la prevalencia de trastornos por
consumo de alcohol en pacientes
con trastorno bipolar tipo I oscila
entre el 36% y el 61,9%, y del 4% al
46%, para trastornos asociados al
consumo de otras sustancias, donde
los mayores porcentajes están a
cargo de la marihuana seguida por
la cocaína y los opioides (19-25),
Los pacientes con trastorno afectivo
bipolar deben ser advertidos sobre
el riesgo de desarrollar trastornos
por uso de sustancias.
Tener un trastorno comórbido se
asocia a peor pronóstico tanto del
tratamiento de rehabilitación como
de la enfermedad asociada, funcionamiento
adaptativo deteriorado con
mayor comportamiento antisocial, y
problemas legales (26); además,
estas personas tienen mayor dificultad
para adherirse a la medicación
y al tratamiento tanto del trastorno
afectivo como de rehabilitación, lo
que los hace más propensos a las recaídas
en consumo e incrementa las
hospitalizaciones por cuenta de la
enfermedad afectiva, Adicionalmente,
presentan mayor impulsividad
y riesgo de intento suicida (27), y
requieren la adición de tratamientos
específicos farmacológicos y psicosociales
(28). Lamentablemente,
aunque vinculada con la ausencia
de tratamientos integrales, la presencia
de patologías psiquiátricas
es motivo de exclusión habitual en
las terapias de grupo para pacientes
adictos, y el consumo de SPA es, a
menudo, motivo de exclusión de los
ensayos clínicos.
Las complicaciones médicas derivadas
de la drogadicción también son
usuales, y están determinadas, fundamentalmente,
por la sustancia de
abuso y la vía de administración;
incluyen los trastornos asociados
al daño en los diferentes órganos
(
29-35) y comprenden los denominados
trastornos inducidos por el
uso de SPA (delirium, psicosis, intoxicaciones,
abstinencia, sobredosis,
trastornos del ánimo, del sueño
y sexuales, entre otros), descritos en
el DSM-IV (36) y CIE-10 (37). Las
complicaciones asociadas al uso de
drogas por vía endovenosa son cada
vez mayores, en la medida en que
aumenta el número de usuarios de
heroína (38).
De acuerdo con lo anterior, es útil
considerar los aspectos mínimos
con los que debe contar un tratamiento
y la disponibilidad de estos
en nuestro país.
Tratamiento
Un tratamiento de rehabilitación
puede definirse como el conjunto de
estrategias e intervenciones estructuradas
para tratar los problemas
de salud y de otra índole causados
Hernández D.
158 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010
por el abuso de drogas, y para aumentar
y optimizar el desempeño
personal y social. Según la OMS,
se aplica tal nombre al proceso
que comienza cuando los usuarios
de sustancias psicoactivas entran
en contacto con un proveedor de
servicios de salud o de otro servicio
comunitario, y puede continuar a
través de una sucesión de intervenciones
concretas, hasta cuando se
alcance el nivel de salud y bienestar
más alto que sea posible (39,40).
La rehabilitación implica tratar la
intoxicación (proporcionar contención
y seguridad a los pacientes en
un ambiente seguro y controlado),
puede incluir que se acelere la eliminación
de sustancias del cuerpo,
aumentar la tasa de secreción
mediante hidratación o revertir los
efectos de la droga mediante el uso
de antagonistas, y tratar con fármacos
y estrategias psicosociales los
síntomas de abstinencia (abundantes
en adictos al alcohol, a las benzodiacepinas
y a los opioides), para
suprimirlos o disminuirlos (
41-54).
Puede ser útil tratar la deshabituación
con fármacos agonistas; los
efectos reforzantes, con fármacos
antagonistas; y la compulsión al
consumo, o craving, con anticonvulsivantes,
o disuasores como el
disulfiram) (55,56), además de los
trastornos físicos o psiquiátricos
asociados.
Requiere, por otra parte, la adquisición
de conciencia por parte del
sujeto sobre la problemática vinculada
al consumo; generalmente,
esta conciencia se presenta antes en
el contexto familiar que en el propio
adicto, por lo que sus familiares
adquieren fundamental importancia
en el proceso de recuperación, y su
participación debe ser evaluada,
definida y orientada (57-59).
La motivación para el tratamiento
es fundamental: los pacientes pueden
tardar años en buscar ayuda,
muchos desertan después de las
primeras entrevistas y algunos
nunca consideran la posibilidad de
un tratamiento de rehabilitación;
los resultados pueden verse afectados
cuando esto se produce para
eludir una situación vital complicada
o difícil como consecuencia
del consumo (rupturas, divorcios,
problemas legales), ya que pueden
dejar prematuramente el tratamiento
(60).
El ámbito de tratamiento ideal para
el paciente es el menos restrictivo
posible, siempre y cuando sea seguro
y eficaz. Se ha confirmado la
utilidad del manejo ambulatorio
comparado con el residencial, sin
excluir la necesidad que algunos
pacientes tienen de este último;
depende, por lo tanto, de la capacidad
que el paciente tenga de
abstenerse de consumir sustancias
legales e ilegales, de su capacidad
de cooperación y autocuidado, de
su habilidad para identificar y evitar
conductas de riesgo, de su estado
Tratamiento de adicciones en Colombia
Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010 159 S
físico, mental y emocional, de su
capacidad de controlar impulsos,
de su red de apoyo y de los antecedentes
de respuesta a tratamientos
previos (61-63).
El National Institute on Drug Abuse
(NIDA) considera principios de un
tratamiento de adicción a drogas
los siguientes (64):
1. No existe un tratamiento único
que sea apropiado para todos
los individuos.
2. Los tratamientos efectivos deben
estar disponibles de inmediato,
cuando el cliente los
necesite.
3. Los tratamientos efectivos
atienden múltiples necesidades
del individuo, y no sólo el uso
de drogas.
4. Tanto el tratamiento como el
plan de servicios que se ofrece a
un individuo debe ser evaluados
y modificados constantemente,
para asegurar que atienden las
necesidades del cliente.
5. Permanecer en un tratamiento
por un periodo adecuado
de mínimo 3 o 6 meses en la
primera fase es crítico para la
efectividad de éste.
6. La administración de medicamentos
es un elemento importante
en el tratamiento de algunos
pacientes; especialmente,
cuando se combina con otras
terapias conductuales.
7. Personas en uso, abuso o dependencia
de drogas que presentan,
además, otro trastorno
mental (doble diagnóstico)
tienen que recibir tratamiento
para ambos trastornos en una
forma integrada.
8. La consejería individual y de
grupo, así como otras terapias
conductuales, son componentes
esenciales para la efectividad de
un tratamiento de adicciones.
9. La desintoxicación médica es
sólo la primera etapa del tratamiento
de adicciones, y por sí
sola hace muy poco para cambiar
el uso o abuso prolongados
de drogas.
10. El tratamiento no necesita ser
voluntario para ser efectivo.
11. La posibilidad de uso de drogas
durante el tratamiento debe ser
supervisado constantemente.
12. Los programas de tratamiento
deben proveer evaluación para
VIH/sida, hepatitis B y C, tuberculosis
y otras enfermedades
infecciosas, y deben proveer
también consejería sobre conductas
de riesgo y prevención
de dichas enfermedades.
13. La recuperación de la dependencia
de drogas puede ser un
proceso a largo término, y muy
a menudo requiere múltiples
episodios de tratamiento.
Adicionalmente, en todo plan de tratamiento
se deben tener en cuenta
la creación y mantenimiento de una
relación terapéutica que favorezca
la comunicación y la participación
del paciente, el control de su estado
Hernández D.
160 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010
clínico, la elaboración de estrategias
para alcanzar la abstinencia completa
(depende del tipo de programa)
o reducir los efectos producidos por
el consumo, la elaboración de un
plan de prevención de recaídas con
elementos generales y particulares,
de acuerdo con la experiencia del
sujeto, debe incorporar servicios
de información, y de psicoeducación
a pacientes y acudientes (50),
de sensibilización pública, de asesoramiento,
de seguimiento y de
reinserción social (65).
En Colombia el Ministerio de la Protección
Social realizó un diagnóstico
situacional de centros de atención
de drogadicción (CAD)7 en 2004
(66), y encontró que 357 programas
ofrecían servicios de desintoxicación,
tratamiento, rehabilitación
y reincorporación social y laboral
en 23 de los 32 departamentos del
país; la mayoría de ellos, según el
modelo de comunidad terapéutica
y residencial, seguido por los programas
de teoterapia, y estaban
concentrados principalmente en
Cundinamarca, Antioquia, Valle
del Cauca y Risaralda; en departamentos
con alta prevalencia de
consumo, por otra parte, no había
mayor oferta de tratamientos.
El perfil de los usuarios mostraba
necesidades específicas en salud
física y mental, educación, empleo y
situación legal, así como patrones de
consumo complejo y de alto riesgo;
especialmente, en lo relacionado con
infecciones (VIH/sida, hepatitis) en
las que era poca la oferta. No se encontraron
centros especializados en
manejo de mujeres, niños o adolescentes,
y muy pocos centros ofrecían
intervenciones para manejo de consumo
incipiente o experimental.
Pocas entidades tenían recurso
humano con formación específica
en el área de adicciones; el estado
de salud mental era determinado
sólo en el 21% de las instituciones,
a través de entrevistas con no profesionales
("se observaba" si estaba
o no saludable en este aspecto).
La mayoría de las instituciones no
tenían información organizada de
los pacientes que atendían, ni del
desenlace de sus tratamientos. La
oferta especializada para el manejo
de intoxicaciones y sobredosis era
escasa.
La evaluación psiquiátrica se llevaba
a cabo en un poco más de la tercera
parte de las entidades. En el 20%
no había evaluación psicológica, el
40% carecía de evaluación médica,
y el 54%, de exámenes diagnósticos.
La desintoxicación farmacológica o
el uso de medicamentos estaban
disponibles en el 16%.
Aunque las condiciones de los centros
de rehabilitación ha mejorado
7 CAD: Centro de Atención en Drogodependencia.
Tratamiento de adicciones en Colombia
Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010 161 S
gracias a la definición, establecimiento,
difusión y asesoría sobre
los requisitos mínimos para el funcionamiento
de los CAD en el marco
del sistema obligatorio de garantía
de calidad, por el Decreto 10-11 de
20068, la Resolución 1043 de 2006
anexos 1 y 29 , la Resolución 131510
y la exigencia de inscribirse en el
registro especial de prestadores de
servicios de salud.
En febrero de 2010 estaban inscritos
284 centros, distribuidos en 104
residenciales, 88 ambulatorios, 58
de alta complejidad y 34 servicios de
toxicología; de estos, un 89% eran
de carácter privado, y un 11%, de
carácter público: una oferta a todas
luces insuficiente para satisfacer la
demanda. Los CAD están clasificados
de acuerdo con su capacidad
instalada en centros de baja complejidad
(en los que no se considera
la presencia del psiquiatra), y que,
por lo tanto, no contarán con la
posibilidad de identificar y manejar
una patología dual, por lo menos
tempranamente, de mediana complejidad
(con psiquiatra) ni de alta
complejidad (UAICA)11.
No existe en dichos centros un tamizaje
inicial reglamentado que brinde
los elementos suficientes para
determinar el tipo de atención que
requiere un paciente, por lo cual termina
recibiendo tratamiento en el
lugar donde puede pagar o al que es
remitido por la EPS posteriormente
a evaluación del comité técnico
(hasta ahora, cuando tiene mucha
suerte), y después del Decreto131
(artículo 162) -el cual plantea que
el POS cubrirá, fundamentalmente,
atención medica y odontológica
de baja complejidad- parece que
podrían predominar los criterios
de tipo técnico sobre los de tipo
médico-científico, y es importante
recalcar que los trastornos adictivos,
definitivamente, no son de baja
complejidad.
Los criterios de selección del centro
por parte de las EPS no siempre son
claros; no todos tienen en cuenta
cuáles son los CAD habilitados,
8 Diario Oficial 46.230, Decreto 1011, 03/04/2006, "Por el cual se establece el Sistema
Obligatorio de Garantía de Calidad de la Atención de Salud del Sistema General de
Seguridad Social en Salud".
9 Anexo Técnico No.2, Manual Único de Procedimientos de Habilitación, de la Resolución
No. 1043, del 3 de abril de 2006, "Por la cual se establecen las condiciones que deben
cumplir los Prestadores de Servicios de Salud para habilitar sus servicios e implementar
el componente de auditoría para el mejoramiento de la calidad de la atención y se
dictan otras disposiciones".
10 Resolución número 00315 del 25 de abril de 2006, Hoja 7 de 38, continuación de la
Resolución "Por la cual se definen las Condiciones de Habilitación para los Centros
de Atención en Drogadicción y servicios de Farmacodependencia, y se dictan otras
disposiciones".
11 UAICA: Unidad de Atención Integrada en Conductas Adictivas (CAD de alta complejidad)
Hernández D.
162 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010
pero es probable que el costo influya
de manera significativa. Sin el
personal calificado disponible para
realizar una completa evaluación
del estado del paciente en diferentes
momentos del tratamiento, es
poco probable identificar y manejar
los cuadros agudos asociados al
consumo, así como la presencia de
patología dual. Los síntomas de un
desorden bipolar pueden emerger
durante el curso de una intoxicación
alcohólica o un síndrome
de abstinencia, o pueden hacerse
evidentes después de las primeras
4 semanas de tratamiento, ya transcurrida
la fase de desintoxicación.
Todo esto contribuye a ensombrecer
el pronóstico ya reservado en un
número importante de pacientes.
Con respecto al manejo de adictos
a heroína y otros opioides, pocos
centros están preparados para realizar
manejos de desintoxicación
y deshabituación apropiados, y la
mayoría no tiene experticia en el
manejo de agonistas opioides. Esto
puede generar serios problemas
a largo plazo, al no tener claros
los protocolos y recomendaciones,
pues personas que se habrían beneficiado
de su uso no los reciben,
y otras con indicación limitada a la
desintoxicación (por dosis, tiempo
de uso, clínica, redes de apoyo)
se han convertido en usuarios de
programas de mantenimiento con
metadona (algunos han empezado a
traficar con la sustancia adquirida
de esta manera).
Conclusiones
La realidad del país nos muestra
un incremento en el consumo de
alcohol que continúa siendo, en
todas las regiones de Colombia y en
todos los grupos poblacionales, la
mayor fuente de problemas sociales,
así como un aumento en el uso de
otras SPA a expensas de jóvenes y
personas en edad productiva.
Los profesionales de la salud en
nuestro país carecen de formación
en el área de la farmacodependencia;
son muy pocas las instituciones
universitarias que involucran de
manera amplia y coherente este
tema en los currículos de pregrado
y posgrado, y los resultados son evidentes:
se reflejan en la ausencia de
diagnósticos oportunos en atención
primaria y en la escalada a trastornos
más serios (67,68).
Otros factores son: la subestimación
del consumo problemático de
alcohol vinculado a patrones culturales,
la resistencia de los médicos
a evaluar sus propios hábitos de
consumo -considerados incluso
mayores que en la población general
(67)- y el desconocimiento de
los trastornos vinculados al consumo
de SPA, especialmente, las
dependencias, las cuales, por no
ser reconocidas como enfermedades
crónicas que requieren seguimiento
a largo plazo y que tienen una alta
posibilidad de recaídas, siguen
siendo motivo de vergüenza y esTratamiento
de adicciones en Colombia
Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010 163 S
tigmatización, incluso por parte el
personal de salud.
La inclusión de tamizaje en los
protocolos de atención de los diferentes
servicios de las instituciones
de salud facilitaría la detección y la
remisión oportuna a las instancias
a las que debe acceder el paciente
de acuerdo con una determinación
previa de los servicios disponibles
(redes) y con la realización de una
historia detallada, que incluya el
patrón de uso de la sustancia y
una completa evaluación del estado
físico y mental, así como de los
trastornos médicos y psiquiátricos
comórbidos, los tratamientos previos
y la evaluación del desempeño
en las diferentes áreas de su vida
(69-73) (Figura 1).
Un porcentaje importante de pacientes
con consumo problemático
de alcohol podría mejorar su conducta
a través de intervenciones
sencillas y de probada eficacia,
como la entrevista motivacional
(entre otras intervenciones breves)
(74-76), y evitar el desarrollo de
patrones de abuso, dependencia y
otras consecuencias adversas.
Los programas de prevención realizados
se caracterizan, en su
mayoría, por acciones aisladas,
episódicas, con limitadas coberturas,
sin evaluación de impacto y con
desconocimiento de una situación
cambiante en lo que se refiere a
nuevas sustancias y sus patrones
de uso, así como de las tendencias
culturales que favorecen cada vez
más la gratificación inmediata.
La Comisión Latinoamericana sobre
Drogas y Democracia 200812 recomienda
tratar el consumo de drogas
como una cuestión de salud pública,
reducir el consumo mediante
acciones de información y prevención
y focalizar la represión sobre el
crimen organizado; esto implica la
conveniencia de descriminalizar la
tenencia de marihuana para consumo
personal.
Todos los afectados deberían tener
acceso a un tratamiento, pero es
evidente que un gran número de los
centros de rehabilitación en el país
carecen de los requisitos mínimos
necesarios para tratar de manera
integral a pacientes con trastornos
por uso, abuso de sustancias y patología
dual. Las mujeres, quienes
a menudo tienen que superar más
dificultades que los hombres para
tener acceso a tratamiento y presentan
más variaciones en el curso
y en el pronóstico con respecto a
estos, podrían beneficiarse de in-
12 La Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia es una iniciativa de los ex
presidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, César Gaviria, de Colombia, y
Ernesto Zedillo, de México, en respuesta a las preocupaciones relacionadas con la
problemática del consumo y tráfico de drogas en América Latina. Marzo 2008-2009.
Hernández D.
164 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010
tervenciones específicas de género
(77-81).
El país carece de centros especializados
en el manejo de niños y adolescentes
consumidores (81-82).
El sistema de referencia y contrarreferencia
es inadecuado, en la
medida en que las redes de atención
no están organizadas, ni lo están los
criterios que determinan la elección
del tratamiento más adecuado para
cada paciente (82-83).
Es fundamental el desarrollo de protocolos
para manejo de consumidores
de heroína (no unificados hasta
ahora) y la definición, de acuerdo
con nuestra realidad, de la pertinencia
o no de los tratamientos de
mantenimiento con metadona o con
otros agonistas opioides (83-85).
Adicionalmente, se requiere poner
en marcha el sistema de inclusión
social para consumidores. Todo lo
anterior amerita dirigir atención y
esfuerzos a fortalecer los centros
existentes y a capacitar a los profesionales
en salud, procesos que
durante los últimos tiempos han
sido liderados por el Ministerio de la
Protección Social a través de las secretarías
de salud departamentales
y municipales, en el marco del Plan
Nacional de reducción del consumo
de SPA13, y que podría beneficiarse
ampliamente con la participación
de comunidades científicas como
la Asociación Colombiana de Psiquiatría.
Es importante observar las tendencias
en el consumo de drogas ilícitas
entre los jóvenes, que pueden indicar
cambios en la disponibilidad
o percepciones sociales acerca del
consumo, tan útiles a la hora de diseñar
cualquier intervención, o a la
hora de promover en instituciones
de educación básica y secundaria
programas continuados, coherentes,
con evaluación de impacto y que
tengan en cuenta las necesidades y
características de nuestras comunidades
y los antecedentes de trabajos
previos en estas, con intervenciones
incluidas de manera transversal en
los diferentes ejes temáticos.
El trabajo que involucra a la comunidad
debe involucrarla como a un
observador que se observa a sí mismo
y participa activamente en sus
procesos de desarrollo definiendo
sus necesidades y satisfactores, y
ya no más como a un sujeto pasivo,
inmerso en el asistencialismo, sino
como un actor que promueve y apoya
acciones encaminadas a su fortalecimiento
y el de su comunidad.
Desconocer los diferentes factores
que inciden en una problemática
tan compleja puede llevarnos a cometer
muchos errores.
13 Comisión Nacional de Reducción de la Demanda de Drogas. Política Nacional para
la reducción del consumo de sustancias psicoactivas y su impacto. Plan Nacional de
Reducción del Consumo de Drogas 2009 y 2010. Noviembre de 2008, Bogotá, D. C.
Tratamiento de adicciones en Colombia
Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010 165 S
Figura 1. Flujograma de atencion a pacientes consumidores de alcohol
y otras SPA del hospital general al CAD
HOSPITAL GENERAL
PACIENTE CONSULTA EXTERNA
Control por
consulta
externa
Valoración por
médico especialista
de acuerdo a
patología
Complicaciones
Crónicas o subagudas
Trastornos y
complicaciones
médicas agudas
Examen físico
Laboratorio según cuadro clínico
Estabilización vital del paciente
Entorno protegido, manejo según sustancias
causantes del cuadro, hasta estabilización del
paciente, incluye solicitud de perfil hepático,
renal, electrolítico y evaluación toxicológica
Presencia de intoxicación
aguda, sobredosis o
síndrome de abstinencia
Evaluar presencia de
trastornos o complicaciones
mentales.
Evaluación por psiquiatría
Instrumentos detección
consumo de SPA.
AUDIT
consumo de alcohol
Sin problemas
con la bebida
Mujeres<5
Hombres<7
Consumo problemático H:(8-12), M: (6-12)
Intervención breve
entrevista motivacional
Control por
consulta externa
Atención CAD
Nivel I, II, III, IV
Evaluación física y mental evaluación de consumo
Disposición y plan de tratamiento
Intervención
psicoterapéutica
Intervención
farmacológica
Intervención
psicosocial Inclusión
Individual Grupal Familiar Pareja
Atención por otros especialistas
según comorbilidad médica
y severidad del cuadro
Manejo hospitalario en
cuadros agudos
Hepatólogo: hígado graso, cirrosis, otras...
Cardiólogo: IAM, ICC
nefrólogo, ORC u otro.
Paciente con probable
dependencia de alcohol
Intervención
breve
Consulta externa
Paciente abusador o
dependiente de otras SPA.
Comorbilidad
mental
CAD Mediana
complejidad o
UAICA (IV)
CAD
Nivel I, II, III
Sin comorbilidad
mental
PACIENTE URGENCIAS
Hernández D.
166 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 39, Suplemento 2010
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Conflicto de interés: la autora manifiesta
que no tiene ningún conflicto de interés en este artículo.
Recibido para evaluación: 7 de mayo del 2010
Aceptado para publicación: 2 de agosto del 2010
Correspondencia
Delia Cristina Hernández Librado
Centro de Prevención y Rehabilitación de Adicciones Fundar Colombia
Calle 6 Oeste No. 29-35 B
Tejares de San Fernando
Santiago de Cali, Colombia
deliacris05@gmail.com